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Mas sobre la Colonizacion griega

Publicado en por Leoncio Yupanqui

LA COLONIZACIÓN GRIEGA

La expansión griega

 


A partir del siglo VIII, los griegos se lanzaron, como los fenicios, a colonizar las costas del mar Mediterráneo, desde el mar Negro hasta el estrecho de Gibraltar, extendiendo así la civilización griega.

La colonización del Mediterráneo, que había de transformar en todos sus aspectos la vida griega en el correr de los siglos VIII, VII y VI, es uno de los periodos más interesantes de la historia de los helenos.

Causas y características

Una causa importante del movimiento colonial fue la densidad excesiva de la población que vivía cada vez más apretada en un suelo pobre. Por otra parte, las familias nobles, lejos de facilitar la división de la tierra, se empeñaban en poseer la mayor cantidad posible de ella, oprimiendo a los pequeños propietarios. De aquí la necesidad de los trabajadores rurales de buscar nuevas comarcas para establecerse.

También influyó la situación política. En las ciudades gobernadas por los nobles, luchaban entre sí y con las demás clases sociales. Los vencidos se alejaban para buscar una nueva patria, más generosa y más propicia.

Una tercera causa fue el progreso de la navegación. En esta materia, los griegos fueron discípulos de los fenicios pero los superaron con el trirreme, barco con tres puentes de remeros que empezaron a usar los corintios a mediados del siglo VIII.

Al principio, el mar atrajo a los griegos como teatro de piratería, pero gradualmente se dieron al comercio, hasta entonces en manos de los fenicios. Éstos no pudieron oponer gran resistencia a sus nuevos rivales porque en esta época los asirios los acosaban en sus tierras. Tiro, la gran metrópoli fenicia, conquistada por los asirios, perdió su poderío en beneficio de los griegos.

Colonias principales

Una de las primeras zonas colonizadas por los griegos fueron las costas de Macedonia y el norte del mar Egeo, donde fundaron numerosas colonias.

Después colonizaron la ruta de los estrechos que conducen al mar Negro. Y Bizancio, centinela del Bósforo (Helesponto), fundada hacia el 600 a. C., se convirtió en riquísima ciudad mercantil.

Finalmente, el mar Negro fue el nuevo vasto escenario de la colonización. Para los griegos del Egeo fue una gran aventura penetrar en aquel mar, para ellos inmenso, sin fuertes tempestades al que llamaron mar Hospitalario (en griego Ponte Euxino). Las colonias griegas de éste, Odesa, Quersoneso, Sínope, Heraklea, Pasis, Tanais, fueron más bien factorías exportadoras de cereales y pescados, especialmente atún.

Por el sur del Mediterráneo Oriental, los griegos colonizaron parte de la isla de Chipre y fundaron en la región del delta del Nilo, con previa concesión de los faraones, la ciudad de Naucratis. También colonizaron en la costa africana, al oeste de Egipto, frente a la Hélade, la región de Cirenaica (Libia), donde fundaron las ciudades de Cirene y Apolonia.

Hacia el occidente, la expansión griega fue asimismo vigorosa y eficaz.

Las primeras colonias griegas en el sur de Italia datan del 750 a. C. Un siglo después de extendieron como un festón costanero, desde el golfo de Tarento hasta el golfo de Nápoles. Por el clima, las producciones y el paisaje, esta región repetía los rasgos geográficos de Grecia.

Infinidad de ciudades se fundaron allí. Entre las más importantes estaban Sibaris, Crotona y Tarento, en el golfo de este nombre; Mesana (Mesina) y Siracusa en Sicilia; Pestum, Neapolis (Nápoles) y Cumas en la costa del mar Tirreno. El sur de la península italiana y Sicilia se convirtieron en una nueva Grecia, como se le llamó más tarde. Esta región fue llamada la Magna Grecia.

Mas hacia el oeste del mar Mediterráneo, los griegos se establecieron en el sur de la Galia (Francia) donde fundaron Massilia (Marsella) cuyo comercio se desarrolló rápidamente, pues dominaba toda la zona del valle del río Ródano. Massilia fundó a su vez otras ciudades en la costa de Galia: Nicaia (Niza) y Monecis (Mónaco).

En las costas de Iberia (España), ricas en minerales como la plata y en la lana, los griegos no pudieron extenderse mucho debido a la competencia de los establecimientos fenicios, en particular la de Gades (Cádiz). En España, sus colonias fueron base de las actuales ciudades de Emporium (Barcelona), Hemeroscopión y (Maniaca) Málaga.

Por su parte, la poderosa flota de Cartago dominaba las aguas del mar Mediterráneo desde Sicilia hasta Gibraltar.

Las colonias griegas fueron ciudades completamente independientes de la ciudad fundadora o metrópoli. La unían una serie de vínculos religiosos, culturales y, a veces, económicos; pero en lo político no engendró, pues, imperios marítimos, sino que aumentó los numerosos pequeños estados en que estaba dividido el mundo griego, asegurando así la expansión griega a lo largo de toda la cuenca del Mediterráneo.

La fundación de una colonia. La fundación de una colonia era una empresa de carácter religioso. Generalmente se efectuaba una consulta previa al oráculo de Delfos, cuyos sacerdotes, gracias a los numerosos informes que les llevaban sus consultantes de todas las partes del mundo griego, poseían una real versación geográficas y podían señalar, por lo tanto, con acierto, los parajes propicios para fundar los nuevos establecimientos.

Elegido el lugar, que eran generalmente una bahía profunda, o una península recortada, es decir una posición marítima de buena navegación y fácil defensa, se desembarcaba, se hacía un sacrificio, y se fijaban los límites de la colonia, distribuyendo las tierras que habían de corresponder a los dioses, a los colonos, entre quienes se repartían los lotes a la suerte.

Consecuencias de la colonización

La corriente colonizadora originó un amplio desarrollo del comercio y la navegación. Los helenos encontraron en las distintas regiones del mar Negro y del Mediterráneo, nuevas y fértiles tierras, cuyos productos se utilizaron para un activo intercambio comercial. En las nuevas zonas obtuvieron cereales, aceites, vinos, maderas, metales, etc., los que eran enviados a las distintas ciudades de la Grecia Continental, que a su vez, remitía alas colonias los productos que elaboraba.

Paulatinamente, los griegos adquirieron la supremacía en la navegación y desalojaron a los fenicios de las principales rutas.
Durante tres siglos copiaron y perfeccionaron todas las mejoras de sus rivales. Emplearon con frecuencia, para la guerra, naves trirremes de hasta cincuenta remeros distribuidos en tres filas. La proa terminaba en un espolón de metal destinado a perforar el flanco de las embarcaciones enemigas. Para el comercio utilizaron barcos de vela.

El progreso económico determinó la aparición de la moneda, pues hasta esa época los griegos empleaban el trueque, o bien de ganado vacuno y pieles, como medio de solvencia. Los lidios, cuyo reino estaba en el Asia Menor, fueron los primeros en utilizar como moneda pequeños trozos de metal preciosos, comúnmente una aleación de oro y plata. A partir del siglo VI a. C., los griegos comenzaron a acuñar sus propias monedas de plata, en las que figuraban la efigie de un dios o de un héroe y también el peso y calidad del metal.

Otra consecuencia de la colonización fue el aumento de la esclavitud, debido al mayor trabajo de la tierra. Generalmente los esclavos eran capturados en regiones cercanas al mar Negro, pro navegantes fenicios que se dedicaban a ese comercio.

 

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